viernes, 23 de marzo de 2012

En el lugar equivocado

por Antonio
Hace ya casi año y medio, la población de Sudán del Sur votó a favor de la secesión del norte, proclamando su independencia el 9 de julio de 2011. La ruptura fue apoyada casi por la totalidad del pueblo de sur del país centroafricano, después de muchos años de lucha por la independencia. Se abría así, un nuevo escenario político, una nueva fuente de esperanzas para un país que sufrió dos conflictos armados entre el sur y el norte en la segunda mitad del siglo XX.

Sin embargo, casi un año después, nada parece mejorar, ni en Sudán ni en Sudán del Sur. El informe correspondiente al año 2011 elaborado por Amnistía Internacional señaló que la esperanza de vida no llegaba a los 60 años y la tasa de mortalidad entre menores de 5 años era de 107 hombres y 104 mujeres por cada 1000 niños. Además, la ONG denuncia también detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos generalizados hacia opositores y mujeres. También preocupa la amenaza de una hambruna prolongada que podría afectar a 1,5 millones de personas.

Por si fuera poco, el presidente, Oman Al Bashir, está reclamado por la Corte Penal Internacional acusado de crímenes de guerra y genocidio en la región de Darfur. No obstante, hay algo que interesa a las potencias mundiales. Sudán posee grandes reservas de petróleo, y estados como China o Rusia (y por supuesto Estados Unidos) tienen grandes intereses en mantener relaciones diplomáticas con el régimen. Por desgracia para ellas, dichas zonas ricas en oro negro se encuentran, en su mayoría, en la frontera establecida entre Sur Sudán y Sudán; regiones en las que, además, existe un conflicto sobre su adscripción a un estado o a otro.

Con esta situación como marco, lo suficientemente crítica, los ojos del mundo desarrollado han dado la espalda sistemáticamente al que era, hasta su división, el país más grande de África. Sudán solo era importante para proteger nuestros intereses energéticos, para nada más. Pero la semana pasada algo puso a Sudán en la portada de las ediciones digitales de los medios. El famoso actor estadounidense, George Clooney había sido detenido por reclamar, ante la embajada del país en Washington, el envío de ayuda humanitaria. Sin embargo, la foto no era para la población sudanesa, la noticia era ver a un actor famoso con las esposas puestas. Tal vez el objetivo de Clooney fuese llamar la atención y poner a Sudán sobre el mapa. Pero la cámara (de nuevo) estaba en el lugar equivocado.

1 comentario:

  1. Es la cámara la que está en el lugar equivocado, o somos nosotros los que queremos imágenes de los lugares equivocados? Leo que los medios tienen una responsabilidad crucial en la pérdida de la calidad informativa y, me atrevería a decir, de la desvirtuada realidad que nos llega a los espectadores, pero... me temo que somos nosotros los que nos hemos acomodado. ¿Los medios ofrecen basura a la que acabamos acostumbrados o demandamos basura que los medios nos proporcionan? Me temo que la ecuación tiene el mismo resultado: basura mediática, sociedad desinformada con gustos mediocres y beneficio para la empresa.
    No culpes sólo a periodistas y empresas hambrientas de dinero, los espectadores, lectores, oyentes... AUDIENCIA también tenemos nuestra parte.

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